jueves, 28 de agosto de 2008

Doolhof III

III

- ¿Miranda?
- Dime, Marita.
- Hace días que te noto rara. ¿Algo te preocupa?
- Hace una semana, exactamente. Hoy se cumplen 7 días.
- Te lo advertí. No veas esa película rara. A mi me tuvo en vela por varias noches… pero no te preocupes, tú misma me dijiste que…
- Marita.
- ¿Si, Miranda?
- No digas tonterías. Hoy se cumplen 7 días desde que vino el Sr. Doolhof para iniciar su tratamiento.
- ¡Oh!, tienes razón Miranda, perdóname. No sé en qué estuve pensando, debo poner más atención.
- No te preocupes. Es más, perdóname tú. No debí responderte así, no sé que me pasa.
- Creo que ese Sr. Doolhof te ha hecho pensar más de la cuenta. Se te nota cansada… estresada…
- La verdad es que llevo varias noches sin dormir. Siento que debo hacer algo y no sé qué. Creo que esta falta de sueño empieza a pasarme factura, mejor voy al sofá para descansar un rato. Es más, no creo que vuelva a ver a ese tal señor Doolhof.
- Tienes razón Miranda, es más, ni siquiera ha llamado a confirmar su cita.
- Entonces no estaré para nadie. El señor Chang llamó para reprogramar la sesión de hoy, así que tengo un par de horas para reponerme.

Así, en ese diván donde los desvaríos de sus pacientes buscaron solución, la Doctora Simor cayó en un profundo sueño que parecía duraría para siempre. Nadie la interrumpe, los teléfonos están desconectados y Marita cuida que ningún espontáneo trate de burlar esa barrera de contención que algunos llaman “Recepción”. Quince minutos después, “para siempre” encontró un extraño y triste final. Un grito desesperado rompió con la tranquilidad del consultorio.

- ¡¡Marita!!

Es curioso como da vueltas la vida. Esta vez, la dulce y frágil corre para auxiliar a la protectora de siempre.

- ¡Miranda! ¿Qué ocurre?
- Regresa a tu lugar. Está por venir.
- ¿Quién?
- Doolhof
- ¡Pero te escuché gritar!.
- Escúchame, fue sólo una pesadilla, un mal sueño. No ha pasado nada, sólo quiero que regreses a tu lugar, ¿Ok?.
- Está bien Miranda, pero si necesitas algo dímelo. Por favor.
- Ya te dije que no ha pasado nada, estoy bien. Por favor regresa a tu sitio que Doolhof está por venir.
- Pero Miranda, nadie llamó. Ha sido una pesadilla, regresa a dormir, por favor.
- Nada de eso, estoy segura de que está cerca.
- Miranda…
- Te lo dije, ya llegó y tú no estás en tu lugar.

El corazón de Marita parece detenerse. Sus ojos sólo reflejan miedo, pues no puede creer la determinación con la que Miranda sostiene aquello que no puede saber. La duda la invade, pero aún así, obediente, camina de regreso a la recepción.

- Sencillamente no lo puedo entender. No puede saber si vendrá o no, fue una pesadilla, un mal sueño, además no habían teléfonos ni…

-Ding Dong– ¡No! ¡La puerta!. ¿Por qué la puerta? ¿Por qué ahora? Habiendo tantos momentos en el día tenía que elegir éste para sonar. Maldita puerta, un día encontrarás un triste final.

- No puede ser.

El miedo y la confusión tienen a Marita con el corazón en la mano, pero sabe que su labor es hacer lo que Miranda le ha encargado. Se lo debe, y aunque el miedo es grande, su lealtad hacia su jefa, amiga y protectora, es más grande todavía, así que ahí va, a enfrentarse a esa puerta despiadada, aunque sea con los ojos cerrados.

- Buenas.
- Hola. ¿Está la Doctora Simor?.
- Sí, pase por favor.
- No es necesario, sólo quiero que firme aquí y aquí.

Por eso siempre es bueno tener los ojos bien abiertos, así sabemos a qué nos enfrentamos, y de paso, evitamos sentirnos un poco idiotas.

- El correo...
- No, colecciono autógrafos. Claro que soy del correo. ¿Qué pasa Marita, ya te olvidaste de mi?
- Nada de eso, es que yo…
- Ya pues Marita.. ¿Vas a decirle a tu jefa que me firme el cargo o voy yo?
- No, no. déjame los cargos y regresa en un rato. Miranda está descansando.
- Bueno, entonces vengo en un rato.
- Está bien, pero la próxima vez no toques la puerta cuando no debes. ¿No sabes que es de muy mala educación andar asustando a la gente?
- ¿De qué hablas, ah?
- Nada, nada, vuelve más tarde por favor.
- OK. Ya regreso.

Casi. Por eso también es bueno cerrar la puerta rápidamente. Nunca sabes quién pueda aparecer.

- Al menos eso demuestra que yo tenía razón. Ahora Miranda podrá volver a descansar tranquila.
- ¡Espera!
- ¡No! No puede ser...
- Eh… ¿Buenas tardes?
- ...

Felizmente la doctora Simor siempre está cuando Marita la necesita, y esta no fue la excepción. El universo regresa a su orden natural, la protectora vuelve a proteger y la protegida vuelve a necesitar protección.

- Todo está bien Marita.
- ¡Miranda!
- Discúlpala, está algo distraída. Pasa Sebastián.
- No te preocupes Miranda. Tal como quedamos, aquí estoy. Siete días exactos se cumplen en tres, dos…
- Uno. Me sorprende tu puntualidad.
- Me lo enseñaron en mi primera chamba. “Si no almuerzas a las 12, no almuerzas”.
- Interesante su criterio de responsabilidad.
- La verdad es que la señora del menú llegaba a esa hora con las porciones contadas, y como siempre había alguien que pedía doble ración, había que llegar a tiempo.
- Bueno, no perdamos más tiempo. Pasemos de una vez que hay mucho que hacer. Marita, por favor, que nadie nos interrumpa.
- No te preocupes Miranda. Déjamelo a mi.

¿Sebastián? ¿Miranda? ¿Qué fue todo eso? Marita no entiende qué está pasando, nada de esto tiene sentido. No es normal y lo sabe, todos lo saben.

- Cuéntame Sebastián, cómo has estado…
- Supongo que igual que tú.
- ¡Pues qué bien!, porque yo tuve una semana realmente tranquila, pero qué te parece si mejor hablamos de ti.
- No me refiero a eso.
- ¿Entonces a qué?
- No creo que todas tus sesiones sean como la que tuvimos la semana pasada…
- Es verdad, felizmente la mayoría de mis pacientes sólo están deprimidos, estresados o locos. Tú caso es, digamos, un tanto especial.
- ¿Tanto así?
- Bueno, para serte franca, y espero que esto sea un precedente entre nosotros, estuve esperando tu regreso. Como entenderás no es algo que normalmente haga; es decir, que algún paciente deje de venir sólo significa que una batalla ha terminado. Puede que el tormento se haya esfumado o que simplemente haya consumido al paciente.
- También puede pasar que uno de tus clientes se ha quedado sin dinero.
- O sin memoria, pero nada de eso lo puedo corregir yo.
- ¿Entonces por qué me esperaste?
- Por la misma razón por la que tú estuviste aquí a la hora precisa. Porque sabes que no hay otra salida.
- Tienes razón. Será mejor que empecemos a trabajar.
- De acuerdo, aunque no es muy fácil elegir por dónde comenzar contigo. Una sola sesión me dejó tantas interrogantes que me tardó mucho elegir un camino…
- Pero lo encontró.
- Me sorprende la fe que me tienes. No sólo pareces tener curiosidad por descubrir quién eras, sino que también necesitas saberlo. De alguna manera, dependes de mi. Te sientes vulnerable, pero entiendes que algo no anda bien y que sólo yo puedo ayudarte.
- Discúlpame, no es que sólo tú puedas, pero sólo tú tienes el interés de hacerlo. Eres la mejor y necesitas probarlo. Necesitas demostrar que puedes desenterrar y corregir todo lo que está a tu alcance… hasta la mente más difícil.
- ¿Ahora suena más lógico, no? Dependo de ti tanto como tú de mi.
- Es posible Miranda, pero tú tienes una ventaja.
- ¿Ah sí? ¿Cuál es, “colega”?
- Tú sabes quién eres.
- Sí, sé quien soy, pero no es mi única ventaja. También te empecé a conocer.
- ¿A qué te refieres?
- Desde nuestra primera sesión me he preguntado muchas cosas sobre ti, desde qué es lo que realmente necesitas hasta cómo fue que perdiste la memoria…
- ¿Y me vas a decir que ya tienes una respuesta?
- Claro que no, no tengo mi idea…
- ¿Esa es tu ventaja?
- ¿Me dejas hablar?
- Todavía no tengo idea de lo que necesitas, pero sí me di cuenta de algo.
- ¿De qué?
- Te empecé a conocer.
- ¿Me estás tomando el pelo? Siento que no avanzamos, Miranda.
- Eres impaciente Sebastián. Escucha y entiende el porqué de mis ojeras. ¿Alguna vez te preguntaste qué significa Sebastián Doolhof?
- Bueno, es mi nombre…
- Ehh… también, pero me refiero al significado exacto de tu nombre. Esto me costó mucho, pero sentí que encontrarlo me daría alguna pista para entender tu personalidad.
- ¿Y qué significa?
- Sebastián, del griego “Sebastos”, significa “venerable” o “respetable”.
- Esto se pone bueno…
- Yo no me alegría tanto. “Doolhof” es una palabra extraña para nosotros, pero en los países bajos puede ser una palabra común.
- No entiendo.
- Aún no termino. A lo que me refiero es que “Doolhof” es una palabra en holandés…
significa “Laberinto”. ¿Quieres que te defina “laberinto”, mi querido “Sebastos”?
- …
- Viene del griego labýrinzos y es un lugar formado por calles y encrucijadas, intencionadamente complejo para confundir a quien se adentre en él.
- Alguien como tú.
- Alguien como yo, “Respetable Laberinto”.
- …
- Te quedaste sin palabras. Uhm…
- Miranda, hiciste tu tarea. Esa fue una inesperada, pero lógica manera de empezar a entender mi extraña vida. Me imagino que hiciste lo mismo contigo, Miranda Simor.
- Pues…
- Déjame adivinar. Si yo soy un laberinto respetable, pues tú serías…
- ¿Tu psicóloga…?
- O una exploradora. Alguien dedicada a ver un poco más que el común de la gente, alguien capaz de leer mis gestos y mis tonos de voz. Alguien capaz de ver más, como tú, Doctora Simor.
- Pero…
- No, déjame terminar por favor, casi lo tengo. Si no me equivoco, en inglés Simor tiene un significado similar.
- Simor. Si-mor. Si-more… See more. Increíble…
- ¿Qué significa?
- …
- ¡Miranda!
- …
- …
- “See more” significa “mira más”.
- ¿Y Miranda?
- Mi madre siempre me decía que mi nombre venía del Latín. Significa “prodigio” o “Maravilla”.
- Entonces eres “La maravilla que mira más”?
- O “La prodigiosa que mira más”… Aquella capaz de observar lo que pocos ven.
- Ahora todo se ve más…
- Confuso.
- Pensé que dirías “claro”.
- Lo único que queda claro, mi querido Sebastián, es que estamos en el lugar y momento en que deberíamos estar, pero es sólo la punta de la madeja, no descubrimos nada nuevo, ahora sólo nos conocemos un poco mejor y sabemos por qué esperamos con tantas ansias que se cumplan los 7 días.
- ¿Y ahora?
- ¿Ahora?
- Sí ¿qué toca?
- Pues yo exploraré y tú serás explorado. Esta vez desde el inicio, que tenemos mucho por hacer.

lunes, 25 de agosto de 2008

Otro dibujín

Esta es una muestra más de mis intentos por salir de las letras y las palabras...

"Blockeo"