lunes, 1 de junio de 2009

3 actos

Por fin he vuelto.

Ya sé, ya sé… ha pasado mucho. Se fue abril y mayo acaba de morir, y con él, dos promesas de visitas familiares que nunca realicé.

Las disculpas sinceras del caso.

Espero resarcirme pronto…


Lo cierto es que la motivación de este post no pasa por mis faltas de este mes, sino en otra de mis preocupaciones: mi falta de inspiración, la cual parece haber vuelto. Al menos por hoy. Nada más espero que se mantenga firme para los días que vienen.


¿Cómo volvió?


Con una historia en 3 actos. Tal vez esta no sea una historia de acción. Tal vez no les cuente algo paranormal, ni una de esas “situaciones poco afortunadas” que a veces vivo, pero de que esa historia de tres actos sirvió para que volviera a escribir, pues sirvió y tengo que agradecerlo. No seré un gran escritor, pero al menos me divierte hacerlo.


Aquí la historia:


I acto


Una caminata por una avenida peculiarmente solitaria.


Javier Prado suele ser más agitada a esas horas. Eran como las 12 de la noche y yo esperaba un taxi. El frío me obligaba a mantenerme en movimiento, así que decidí caminar mientras aparecía uno. De pronto, una revelación: no pasaba ni medio carro por la pista, así que decidí caminar por el medio de esta, como enfrentando al vacío por un instante. La sensación de ser infinitamente pequeño fue inevitable.


II acto

Una conversación de lo más bizarra.

Luego, ya vuelto en mis cabales, volví a la vereda en busca de un taxi que acceda llevarme a mi casa por 5 soles. Luego de unos metros de caminata, apareció. Tal vez porque me vio con cara de frío o simplemente porque tenía ganas de conversar. Creo que fue lo segundo, pues luego de un “buenas noches, el cinturón varón”, empezó con la conversación más extraña que tuve en la semana. Más o menos fue así, sin ofender a nadie.


Taxista: O’ Casha. Ta’ haciendo frío. ¿No?

Un servidor: Ta’ sí won… y dicen que se va a poner peor…

Taxista: Eshe esh por la rajadura en la capa de oshono, ¿no?

Un servidor: Bueno, en parte sí… por el calentamiento global, deshielos, etc…

Taxista: ¿O’ pero… dishen que el mundo se acaba el 2012, no?

Un servidor: Lo mismo decían por el año 2000. La gente andaba asustada… Aunque muchos científicos afirman que si seguimos contaminando de esta manera, para el 2050 ya no existiría Capa de Ozono… o algo así.

Taxista: Entonshe… se viene el fin del mundo… ¿Tú crees eso?

Un servidor: La verdad no sé si sea ahorita, pero…

Taxista: ¿Pero de dónde shacaron eso del 2012?

Un servidor: No estoy seguro, creo que en algún calendario Maya decía algo al respecto y creo que decían lo mismo en las profecías de la virgen de Fátima… en realidad no me acuerdo bien…

Taxista: Ah

Un servidor: Sí pues…


Metros más adelante


Taxista: O’ pero… ¿quienes eran los Mayas?.

Un servidor: Era una cultura antigua… tipo los incas, pero Mexicanos.

Taxista: Chuchaeshos shabenon… ¡Igual que el Alpha y Omega!


Metros más adelante


Un servidor: ¿Quién es el Alpha y Omega?

Taxista: ¡El que soshtiene el mundo pe’! (por favor acompañen esta frase con una postura similar al de una persona cambiando el foco… mientras manejaba.) Es una persona… o no sé, una religión…

Un servidor: Ahh

Taxista: O’ varón, pero nunca te hash puesto a pensar de que she trata de un plan de Estaosh Uníos? Eso de la capa de Ozono, de que se acaba el mundo…

Un servidor: Bueno, el frío lo sentimos en verdad ¿no? Además… ahorita tan’ cagados con la crisis, qué se yo… no creo que pretendan asustar a todo el mundo con eso, sólo porque sí. En todo caso sería de un grupo de poder, no sólo de Estados Unidos, pero como te repito, los cambios climáticos no son cuento. En la esquina a la derecha, por fa.

Taxista: Ah shi pe… Oshea… tamos cagaos cagaos varón…

Un servidor: Bueno… si no empezamos a hacer algo para proteger nuestro planeta, pues sí, tamos cagados… Más bien, acá dobla a la derecha y luego a la izquierda.

Taxista: Ya pe’…

Un servidor: Me quedo en el poste que está más allá. Gracias.

Taxista: Ya. Gracias… y shuerte varón.

III acto

Luego de que me dejara caminé hacia mi puerta pensando en esos 10 o 15 minutos que pasaron desde que salí de la casa de mi flaca. Tal vez fue solo un instante, pero fue suficiente para que muchas preguntas aparecieran en mi cabeza, como sembradas por aquel taxista.

¿Cómo se llama la película?